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1 – Las Ciencias Cognitivas y la Psicología confirman la Fe cristiana


1 – 5 ¿Cómo se crean en nosotros el espíritu y el sentimiento?


Para permanecer sobre nuestro tema científico sin salir del marco bíblico, debemos diferenciar el espíritu y el sentimiento; lo que la ciencia no hace necesariamente hasta ahora. Si hay efectivamente poca diferencia aparentemente, la cosa es sin embargo muy importante espiritualmente, ya que mismo si no podemos aún afirmarlo con certezas, la sede mismo de los sentimientos permaneciendo aún a la fase experimental, podemos ver dibujarse las grandes líneas.

Tanto el espíritu como el sentimiento se forman ambos a través de las podas neuronales pre nativos y pos nativos llamadas Apoptose, como acabamos de verlo en el parágrafo anterior. Con toda probabilidad, el espíritu se construye poco antes del nacimiento para ser más o menos influenciado por los sentimientos se formó en la adolescencia, razón por la que estos sentimientos se encuentran alojados en la parte superior del cerebro. Tanto los espíritus como los sentimientos, ambos generan en nosotros las reacciones de las que el apóstol Paul nosotros habla en Romanos 7-18/19 Yo sé que en mí, a saber, en mi carne, no mora el bien. Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero; sino al contrario, el mal que no quiero, eso practico.

Durante el período fetal, el ser humano que ya somos, dispone solamente de dos fuentes de comparación para prepararlo a lo que lo volverá vencedor de su medio ambiente después de haber dejado el seno de su madre. Dispone por una parte de la genética transmitida por la división de los datos de su padre y su madre, y por otra parte de las percepciones sensorias vinculadas al contexto vivido por la madre, qué intenta interpretar en función de esta genética. Está la razón por la que el número de las neuronas es máximo en los alrededores de los cinco y sextos meses de embarazo, con el fin de preparar el futuro niño a su propia supervivencia en el contexto que encontrará. La poda neuronal de la adolescencia qué se vincula con una valoración más elaborada del contexto, por una fuente de información sensoria mayor y el aprendizaje.

En los dos casos, las neuronas más fuertes se encuentran conservadas y globalizan el conjunto de las reacciones sensiblemente similares, prohibiendo posteriormente un análisis reflexionado de las reacciones que ocasionarán. Las únicas neuronas que subsistirán no permitirán, desde esto momento, nada más que un diálogo instigador o moderador de este espíritu o sentimiento por los mapas cognoscitivos situados durante el neocortex en los análisis conscientes de algunas situaciones.

Aunque la ciencia no hace actualmente la diferencia entre el sentimiento y el espíritu, sabe definir en las imágenes médicas que existan dos lugares principales donde se colocan lo que llama sentimientos. Uno está situado en el cerebro límbico, el espíritu, otro en el lóbulo derecho del neocortex, el sentimiento.

Como lo vio en el parágrafo 1-2 el cerebro límbico está allí para garantizar lo que podríamos llamar el espíritu de supervivencia en función del contexto que el individuo encontrará después de su nacimiento. Está bien en él que se coloca pues el espíritu, creado principalmente en estado de feto por la poda neuronal prenatal.

La biblia nos dice que los sentimientos forman parte del alma y no del espíritu. No pueden pues colocarse en el cerebro primario utilizado a las funciones vegetativas. No parecen más adjuntos al cerebro límbico, puesto que éste coloca los análisis olfativos además de una parte de afectividad y la emoción vinculada al espíritu. Los sentimientos son además un refinamiento del espíritu básico, lo que nos permite considerar que Dios llama sentimientos, los sentimientos superiores nacidos del intelecto principalmente en el período llamada de aprendizaje, es decir, la de la infancia hasta la adolescencia. Éstos se colocan pues en la tercera parte del cerebro que es el neocortex. Es en efecto la sede del lenguaje, la lógica, la abstracción, sabiendo que el hemisferio derecho, es especialmente la sede de la intuición, afectividad, la música, del arte. El lóbulo frontal es en cuanto a él, la sede de las funciones más elaboradas del neocortex: pensadas, análisis, síntesis, creatividad. El Neocortex en su conjunto representa pues la mayor parte de lo que la biblia llama el alma.

Los sentimientos nacen de la misma manera que el espíritu, a raíz de una poda neuronal, pero esta vez, el de la adolescencia. Siendo dados que aparecen después del nacimiento, podríamos creer que son de un acceso más fácil, por lo tanto más fácilmente modificables, por otro aprendizaje, que los que les dieron nacimiento. Sería sin embargo hacer abstracción, en primer lugar, de la forma en que se desarrollaron en nosotros, y en segundo lugar, del fenómeno de poda que los generó.

El desarrollo del sentimiento no se hace por casualidad, pero por una mejor protección de las neuronas más utilizadas. Dos factores deben pues tenerse en cuenta para esta protección suplementaria concedida a estas neuronas creativas del sentimiento, el espíritu de supervivencia establece antes de nuestro nacimiento, y el aprendizaje recibido desde el nacimiento hasta la adolescencia. Si queremos no entrar en la culpabilidad carnal, de frente a algunas dificultades  para reaccionar bien, debemos no obstante nunca perder de vista, que la base del espíritu de supervivencia está bien pueril, mismo si está él, que conduce al asesinato, ya que  diremos por uno primero tiempo, que es vinculada a la relación entre la genética y la interpretación que hace el feto de las circunstancias de vida encontradas por la madre.  

El fenómeno de poda es en cuanto a él una globalización, una refundición de todo lo que sirvió para establecer un estereotipo de reacciones, como lo vimos en el apartado anterior. Esta poda, que crea una amalgama de los datos básicos, por lo tanto ya no permite el acceso directamente relacionada con la experiencia que les ha generado como es el caso de mapas cognitivos. Contrariamente a las sometidas a todos nuestros análisis, los sentimientos están seleccionados en primer lugar individualmente en un registro de percepciones vinculado genéticamente con las reacciones de supervivencia, y en segundo lugar, la imagen motriz de éstos se confunde en un gran número de experiencias cercanas una de las otras.

Entendemos pues fácilmente que si los sentimientos no pueden disociarse completamente del espíritu de base y de nuestra genética, son el resultado combinado entre ésta y el conjunto de lo que hace “la enseñanza”.

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Creación y utilización de un espíritu, en nuestro cerebro “secundario”, dijo límbico o  Rinencéfalo, o de los sentimientos al nivel del neocortex

Después de la creación del espíritu o del sentimiento, neuronas vinculadas al análisis de los mapas cognitivos del Neocortex, en el circuito largo, para permitir a minimizar o estimular sus acciones programadas en función del contexto.

Neuronas generadoras del espíritu o del sentimiento utilizadas antes de las podas neuronales: prenatal (análisis vinculados a la genética y a las interpretaciones de las emociones de la madre) y de la adolescencia (análisis vinculados a la genética y al aprendizaje)

Podas neuronales necesarias para una interpretación global de todos los análisis sensiblemente similares, vinculados tampoco a todos los factores que se utilizan para la creación de lo que pasa a ser espíritu o sentimiento.  

Sin poda neuronal tendríamos una excesiva diversidad de soluciones que limitarían nuestras tomas de decisiones, y nos dejarían en análisis de carácter idéntico cualquiera que sea la acción o la reacción.

Circuito largo

que utiliza mapas cognitivos del neocórtex para las acciones reflexionadas

Amígdala

Núcleos de los Sentimientos

Núcleos de los Espíritus

Espíritus situados

en el cerebro límbico

o sentimientos del neocórtex.

Sus reacciones auto-protectoras son programadas por neuronas que a continuación la mayoría

se mueren.

Circuito corto,

no utilizando los análisis de nuestros mapas cognitivos almacenados en la corteza cerebral

Sistema de control de los circuitos largos o cortos del cerebro, determinado por la amígdala y el "pequeño cerebro del corazón". Los datos encargados en los núcleos de la amígdala evolucionan según la lógica de los espíritus y sentimientos de la persona y el contexto circundante. En caso de situaciones consideradas fáciles pueden utilizarse simultáneamente, pero permutan en el caso contrario, para dar total libertad a las acciones de auto-protección, al corto circuito.

En caso de circuito largo del cerebro, acción considerada voluntaria, aunque esté influida siempre por el espíritu de base idéntico al “Pequeño Cerebro del Corazón”, mientras que no hay bautismo del Santo-Espíritu.


En caso de circuito corto del cerebro, reacciones directamente vinculadas a los sentimientos o a los espíritus básicos, mientras, en condiciones de valores al menos iguales a las que los crearon, no excedimos su valor por la fe para sustituirlos.

(véase apartado 3-3).  

Podemos a veces intentar justificar estas reacciones debido a las circunstancias que las han generadas, a ver implicar mucha gente a darnos razón, pero si nosotros mismos nos examinamos, nuestra conciencia no está realmente según la Palabra de Dios.

Si no teníamos que reaccionar, podríamos pues decir que este conjunto, aunque creado carnalmente, sigue siendo bien manejable. Es además lo que pasa para toda persona que actúa sin la ayuda del Santo-Espíritu, en una sociabilización relativamente evolucionada, aunque Dios propone otra cosa como lo veremos al parágrafo 3-3.  

El problema es sin embargo cualquier otra, puesto que Dios creó esta globalización de las reacciones precisamente con el fin de permitirnos un tiempo de respuesta rápido, ante situaciones más o menos imprevistas. No hay efectivamente necesidad que remontar lejos en el tiempo para saber que el rey David aún adolescente, se pegaba a veces con armas bien arcaicas contra el león y el oso cuando guardaba a la manada. Si tenía de plantearse la cuestión a saber si era justo o no reaccionar de tal o cual manera, no seríamos ciertamente hablando de esta circunstancia, ya que se desaparecería desde hace tiempo el humano. No, si nuestro Creador nos hizo a su imagen, con numerosas capacidades de análisis, Él no olvidó sin embargo de armar nos con el fin de hacer nos vencedor tales situaciones. Esta es la razón por la que, antes de que seamos confrontados a esta clase de dificultades, Él Tuvo cuidado de programar un estereotipo de reacciones en nosotros, que se vuelve directamente motriz sin pasar por el conjunto de nuestros análisis y que llamamos espíritu o sentimientos. Estos estereotipos de reacciones se administran por lo que se llama el circuito corto del cerebro que permite realizar reacciones habituales, como fumar, conducir reflexionando al mismo tiempo sobre una situación otorgada o el discurso a otro pasajero utilizando en paralelo el circuito largo y nuestras mapas cognitivos. Este tipo de ejemplo demuestra los dos circuitos que empleamos en situaciones considerada normales,  pero se encuentran ser administrado diferentemente en los casos que juzgamos delicados. En estos casos particulares en los cuales nuestras reacciones van a deber convertirse en prioritarias sobre nuestros análisis, los datos contenidos en la amígdala favorecerán la reacción, por desconexión de nuestro circuito largo,  haciendo así abstracción a la vez, de las mapas cognoscitivos de nuestro alma y nuestra memoria a corto plazo colocada en el hipotálamo. En la situación que hemos mencionado anteriormente, el tabaquismo, la conducción y de pensar o hablar, este conexión en circuito corto puede ser constatada fácilmente, si por ejemplo, por un mal gesto, la persona choca su cigarrillo y hace caer los carbones ardientes de este cigarrillo sobre sus pantalones. Enfrentado al hecho de deber seguido conducir pretendiendo al mismo tiempo protegerse de la quemadura, va entonces a cortar completamente brevemente a sus reflexiones o su conversación, hasta a veces olvidar completamente el hilo del tema. Eso quiere decir que cuando una persona es llevada por el miedo, puede ser administrada  solamente por este circuito corto, no puede percibir más e interpretar las palabras más simples que puede dirigirle, sola su defensa personal cuenta.

La conmutación desde corto o largo circuito en el cerebro, está determinado por nuestro tálamo sensorial y nuestro pequeño cerebro del corazón que veremos en el párrafo 2 que retiene la amígdala siempre lista para reaccionar, pero aún más en particular en situaciones consideradas delicadas, que requieren reacciones rápidas. La amígdala almacena así en varios núcleos, por un lado, los estereotipos de las reacciones correspondientes a los espíritus que figuran en nuestro cerebro límbico y por otro lado, sentimientos correspondientes estereotipos reacciones contenidos en nuestro neocortex, todo esto según nuestro espíritu del momento y el medio ambiente encontrado. Está pues empleada de la misma forma que una memoria RAM de un ordenador, con el fin de estar siempre dispuesta a reaccionar, y en función del contexto, hace evolucionar sus datos relacionados con los otros espíritus disponibles del cerebro límbico y los sentimientos del lóbulo derecho del neocórtex. Este conjunto de datos presenta dos ventajas, las de obtener reacciones muy rápidas, por los software ya abiertos, y también de ser muy poco consumidor de energía contrariamente al circuito largo que debe abrir siempre la lógica correspondiente y tener en cuenta todos los análisis del contexto dado para compararlo a una muchedumbre de imágenes ya adquiridas, sólo teniendo a veces poco informe con la situación.

El problema de estos espíritus y sentimientos reside sin embargo en el hecho de que su naturaleza es carnal, y que no disponemos después sus creaciones, de un acceso directo al análisis inicial que permite modificarlos, como acabamos de verlo para los mapas cognitivos. La casi totalidad de las neuronas creadores de este espíritu en efecto se encontró destruida por las podas neuronales. Las únicas neuronas restantes son las que permiten administrar más o menos estas emociones por superposición de nuestros mapas cognoscitivos. Esta función sigue siendo accesible, sólo si mantenemos el control de nosotros mismos por acciones reflexionadas del neocórtex, es decir el circuito largo.

Lo que debe tenerse en cuenta especialmente para nosotros cristianos es esta función de superposición que no elimina el espíritu básico, como lo desarrollamos en el Efecto Bumerán.  Sólo se trata de una orientación para un análisis más o menos moderada reflexivo cuando se utiliza el circuito largo del cerebro, pero esta superposición no prohíbe la reacción inicial vinculada al espíritu de autoprotección, según la interpretación de la persona afectada del "peligro" en otro contexto.

No percibimos sin embargo muy fácilmente el efecto de su programación individual, debido a que, en nuestros análisis conscientes, nuestros mapas cognoscitivos vienen a cubrir el efecto y que además, por una relación causa-efecto, cada uno de ellos usurpamos más o menos sobre el ámbito del otro. Es la razón por la que nos es mucho más fácil tomar conciencia de su influencia, en reacciones espontáneas. Adelante de la necesidad de una reacción rápida vinculada a una situación imprevista, el conjunto de nuestras percepciones sensorias cuyo hace también partido “el Pequeño Cerebro del Corazón”, en efecto son puestos en cortocircuito por la acción de la amígdala, lo que da todo poder de toma de decisiones de reacción únicamente a la parte vinculada a los espíritus y sentimientos preestablecidos.

El trabajo realizado por una psicoterapia no cristiana, o una simple actitud religiosa no conducida por la fe de la propia persona, se sitúa en la aprobación de nuevos mapas cognitivos, por un nuevo “aprendizaje”. Estos nuevos datos van a permitir a la persona conocer y administrar de una manera que traumatiza menos, los sentimientos puestos de relieve por esta nueva visión de las responsabilidades, a menudo mediante la eliminación de la culpabilidad de la persona.

En la mayoría de los casos, es, sin embargo, que una transferencia de condena, que en lugar de ser dirigido contra el propio sujeto se realiza en el hombre o la mujer considerada agresor, o al menos  responsable. El espíritu o el sentimiento al cual la persona daba anteriormente razón por sus malas reacciones sometidas a este espíritu o sentimiento, se encuentra así disculpado en el mismo concepto que si nunca hubiera causado error en esta persona hacia otros o hacia Dios, se prorroga todo sobre el “responsable inicial”. Eso permite una cierta apariencia de beneficio para la persona interesada, sin lo que le permite alcanzar la dimensión de la liberación del alma y el espíritu que Dios quiere dar a cada uno. Es en efecto omitir que toda psicología humana de naturaleza carnal, necesaria sin embargo a la construcción de todo ser humano, se construye sobre una base idéntica, que haya sido traumatizando o no.

Al contrario, la santificación conducida por el Santo-Espíritu, permite hasta alcanzar la propia naturaleza del sentimiento y el espíritu y sustituir a la lógica humana escrita sobre la base de un amor egoísta refrenado por el miedo, por la del Espíritu de Dios construida sobre el Amor. Esta es la razón por la que la fe es tan fundamental a los ojos de Dios, ya que permite avanzar en la santificación, más allá de nuestra propia construcción carnal, razón para la cual aporta entonces la Paz y una total liberación del alma y el espíritu.   

Además, éste confirme que, a pesar de todas sus buenas voluntades, el hombre está a menudo incapaz de hacer el bien que quería hacer, pero sigue siendo capaz de hacer el mal que quería no hacer, porque las bases de toda reacción humana, es un conjunto complejo al cual viene a añadirse las neuronas situadas cerca del corazón, como lo veremos en el segundo capítulo. Si queríamos profundizar en este tema, habría la memoria colectiva como nos lo demuestra también el sitio canadiense el Cerebro a todos los niveles al cual ya hicimos referencia, que nuestro código de ética “Francia y Dios” en lectura libre sobre este sitio.

Representación de las tres estructuras principales de nuestros cerebros y la amígdala, portadora de las reacciones seleccionadas cuando está el cortocircuito en el cerebro

Neocórtex (Cerebro terciario dicho del Neo Mamífero)


Sede de lo lenguaje, la lógica y la abstracción


- el hemisferio derecho, es sobre todo la sede de la intuición, afectividad, la música, del arte.


- el lóbulo frontal, es la sede de las funciones más elaboradas: pensada, síntesis, creatividad.

El segundo cerebro se dice límbico o cerebro paleo-mamífero.

Se produce principalmente en los mensajes olfativos, la afectividad y las emociones, sino también el aprendizaje.

cerebro primario, se dice reptiliano o diencéfalo.


Es el regulador de la vida vegetativa

La amígdala


Es la estructura del cerebro que funciona como la memoria RAM de un ordenador, de la cuál vienen reacciones rápidas y auto protectoras, seleccionadas en la lógica pre programada del espíritu del cerebro límbico y los sentimientos del neocórtex, dependiendo de nuestro estado emocional en los contextos encontrados. Cuando el cortocircuito del cerebro está, ella sigue siendo el único elemento cerebral portador de reacciones.

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