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1 – Las Ciencias Cognitivas y la Psicología confirman la Fe cristiana


1 – 3 ¿Los mapas cognitivos de nuestra naturaleza humana solamente se crean de la infancia hasta la adolescencia, o son imprimibles a lo largo de nuestra vida?

 

Una de las razones para las cuales se sorprendió a los científicos por la efervescencia que se apodera del cerebro de un adolescente es que el cerebro evoluciona muy poco durante la infancia. En el niño de 6 años, en efecto alcanzó un 95% de su talla adulto. La talla del cerebro no es sin embargo un criterio de capacidad mental. Si la mujer tiene generalmente un volumen craneano inferior al del hombre, posee sin embargo una capacidad neuronal idéntica a la del hombre. Sabemos muy bien hoy día que un ordenador portable puede ser ciento veces más potente que el ordenador de oficina de ayer, y está casi lo mismo.

Nuestras capacidades de análisis no están pues vinculadas al talla de nuestro cerebro pero a la interconexión de sus neuronas y sinapsis (conexiones neuronales). Si existe tres tipos de sinapsis, las de naturaleza química que son los más numerosos, las de naturaleza eléctrica poco frecuente y las mixtas (químicas o eléctricas), existen más de 200 tipos de neuronas que no tienen todas las mismas funciones. Se utiliza una parte de ellos como elementos transportadores de información, otros como elementos motrices, y se utilizan otros aún en “almacenamiento de datos”. El impulso nervioso (o potencial de acción) que permite la transferencia de datos es un fenómeno físico-química, y genera un campo eléctrico en las neuronas. Este fenómeno no es sin embargo equivalente a una corriente eléctrica. Se ejecuta a 49 m / s para los miembros inferiores en los seres humanos, y 42m / s para las extremidades superiores.

Ejemplo de una sinapsis química,  que es la zona de transmisión de datos entre dos neuronas. Las sinapsis son separadas por un espacio sináptico que permite una sensibilización de las neuronas cercanas de la que se activa, sin que tienen obligación de reaccionar y producir una posible transferencia de datos.

Más allá de nuestros valores genéticos, especialmente en el nivel del lóbulo frontal del neocórtex, se crea pues un sistema de imágenes analíticas vinculadas principalmente con las emociones. Estos datos se crean en informe a la búsqueda del placer, en el reconocimiento de un amor egocéntrico refrenado por el miedo, el ansiedad, la angustia… La interconexión de nuestras neuronas y sinapsis, nos permite un análisis de cada una de las situaciones de nuestra vida en informe a una imagen ya interpretada. Estas “imágenes” se llaman mapas cognitivos.

Estos mapas cognitivos siguen un esquema de análisis bastante constante en la niñez, lo que permitió al psicólogo suizo Jean Piaget (1896-1980) sentar las bases de la epistemología genética, el estudio de las maneras de pensar a lo largo de la vida. Fuera de la contribución genética parental, estas pues son generadas por todos los sistemas sociales y educativos circundantes, en una rigidez sináptica cada vez más grande que acentúa progresivamente las bases de valor “recompensa, castigo” a medida que el sujeto avanza en la edad adulta. Nuestro sistema de interconexiones neuronales se estabiliza en un estado considerado adulto en los alrededores de 25 años, como lo demuestra los estudios del Doctor Geidd, pero tiende a carecer progresivamente de flexibilidad. Sin embargo a lo largo de nuestra vida, nuestra memoria a corto plazo puede seguir siendo creativa de mapas cognitivos en nuestra memoria a largo plazo. Estas pueden sin embargo tener cada vez más dificultades para resultar del Hipocampo, gestor de la memoria de corto al largo plazo hacia la corteza frontal, principal lugar de almacenamiento de los mapas cognitivos.

Esto equivale a decir que cualquiera que sea nuestra edad, somos siempre libres de nuestro método de análisis a nivel espiritual, incluso si nos es más difícil establecer las relaciones de causa a efecto.

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