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CAPÍTULO 9


Las evoluciones del sistema emocional humano a través de los tiempos


9 – 1 Su diseño


Disco tri dérmico en estado embrionario


Esta parte del embrión es la única que corresponde al ser humano, todas las demás partes sirven únicamente para proporcionar las funcionalidades necesarias para su supervivencia y crecimiento.

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El Pequeño Cerebro del Corazón después del nacimiento


Dispuesto como una antena bien protegida por la caja torácica, es el motor de la coherencia cardíaca y nos proporciona todas las percepciones emocionales que llamamos del "corazón". Científicamente, tenemos un posible impacto en él, a través de métodos de aprendizaje, y esto es una prueba de su individualidad en relación con el cerebro craneal.

Este "órgano", formado por 40.000 neuronas, está en constante diálogo con nuestro cerebro craneal, y puede llegar a proporcionar la retroalimentación total de un verdadero examen de conciencia, por su comparación de los actos con la genética, si está dotado del Espíritu Santo, mientras que la lógica del instinto animal bajo tutela nos priva de él en favor de esta tutela. Es de esta manera que Jesús en el "corazón", libera de la tutela de Satanás.

Campo magnético humano o biomagnetismo


Está centrado en el nivel del Pequeño Cerebro del Corazón, pero no se origina en los impulsos nerviosos, porque los impulsos nerviosos no son una corriente eléctrica en sí mismos.

La intensidad de cada fotón es muy baja, pero sin embargo se encuentra en el rango ultravioleta y podría ser la fuente de percepciones del nivel del Pequeño Cerebro del Corazón, en lo que respecta al bienestar o malestar entre individuos, humanos o no.

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Vista transversal, 15 días después de la fertilización



Vista superior entre el día 19 y el 24 después de que el óvulo es fertilizado por el espermatozoide  

La placa neural 3 (futuro cerebro) ya se extiende entre las somitas 2 (futuras vértebras) para formar la médula espinal y el Pequeño Cerebro del Corazón, antes de que se configure el músculo cardíaco, con el fin de asegurar su gestión tan pronto como aparezca.

Durante la creación de los datos emocionales, con el fin de abrir la percepción del feto a su contexto circundante de acuerdo con las emociones percibidas, registradas en las neuronas de la mente, y luego programadas al nacimiento, el tálamo sensorial se reduce al único Pequeño Cerebro del Corazón, o casi, durante el período fetal. La lógica animal básica bajo tutela, o la del Espíritu Santo, define así la naturaleza de todo el sistema emocional, mientras no se complete su construcción. Es por eso que el aprendizaje de la infancia influye en el resultado de los sentimientos programados en la adolescencia, hacia un mayor respeto a la voluntad divina, tanto más si el niño recibe el Espíritu Santo a una edad temprana, aunque esto no cambia en absoluto su naturaleza correctiva inicial.

El uso de este sistema emocional después del nacimiento se realiza de acuerdo con dos circuitos, cortos o largos, en los que el tálamo sensorial, compuesto por los cinco sentidos y el Pequeño Cerebro del Corazón, proporciona la percepción del contexto. El circuito largo engloba los análisis y, por tanto, permite ajustar considerablemente, tanto la selección de la programación descargada en la amígdala cerebral, como el cociente emocional que se va a aplicar a los mismos. En los cortocircuitos, dado que los análisis cerebrales ya no están presentes, solo el Pequeño Cerebro del Corazón permite la moderación de los datos programados, ya descargados en la amígdala según el contexto experimentado por la persona afectada.

Esto resalta la importancia del Espíritu Santo a nivel del Pequeño Cerebro del Corazón, para llevar moderación a las acciones reflejas relacionadas con la autodefensa.