Dispuesto como una antena bien protegida por la caja torácica, es el motor de la coherencia cardíaca y nos proporciona todas las percepciones emocionales que llamamos del "corazón". Científicamente, tenemos un posible impacto en él, a través de métodos de aprendizaje, y esto es una prueba de su individualidad en relación con el cerebro craneal.
Este "órgano", formado por 40.000 neuronas, está en constante diálogo con nuestro cerebro craneal, y puede llegar a proporcionar la retroalimentación total de un verdadero examen de conciencia, por su comparación de los actos con la genética, si está dotado del Espíritu Santo. La lógica del instinto animal bajo tutela, nos priva de la totalita de esta funcionalidad en favor de esta tutela, e es de esta manera que Jesús en el "corazón", libera de la tutela de Satanás.
Está centrado en el nivel del Pequeño Cerebro del Corazón, pero no se origina en los impulsos nerviosos, porque los impulsos nerviosos no son una corriente eléctrica en sí mismos.
La intensidad de cada fotón es muy baja, pero sin embargo se encuentra en el rango ultravioleta y podría ser la fuente de percepciones sentidas al nivel del nivel del Pequeño Cerebro del Corazón, en lo que respecta al bienestar o malestar entre individuos, humanos o no.
Vista superior entre el día 19 y el 24 después de que el óvulo es fertilizado por el espermatozoide
La placa neural 3 (futuro cerebro) ya se extiende entre las somitas 2 (futuras vértebras) para formar la médula espinal y el Pequeño Cerebro del Corazón, antes de que se configure el músculo cardíaco, con el fin de asegurar su gestión tan pronto como aparezca.
Según el esquema supra, la creación de los primeros datos emocionales a nivel de la mente, en el cerebro límbico del feto, se realiza a partir de una emoción materna que éste percibe, a la que atribuye un contexto circundante, a través de su audición y su Pequeño Cerebro del Corazón. La transcripción en acción que le hará triunfar sobre esta emoción se produce, pues, por el impacto, sobre la genética del sujeto, que trae la lógica de la que está dotado, antes de que una programación globalice al nacimiento, las acciones sustancialmente iguales. La naturaleza de todo el sistema emocional humano está así definida por la lógica animal básica bajo tutela, o la del Espíritu Santo en el caso de Jesús, y no puede cambiar su naturaleza hasta que se termine su construcción. El aprendizaje de la infancia, hacia el respeto de la voluntad divina, es tanto mayor cuando el niño recibe el Espíritu Santo a temprana edad, pero esto no cambia en nada la naturaleza inicial de su sistema emocional, ya que cualquier dato adicional, proporcionado antes de la programación de los sentimientos en la adolescencia, sólo tiene un valor correctivo de la base inicial.
Después del nacimiento, este sistema emocional permite reacciones rápidas, gestionadas por un circuito cerebral corto, o un circuito largo, menos rápido, que incluye análisis cerebrales y permite una mejor adaptación de la acción al contexto. En los circuitos cortos, al no estar presentes los análisis cerebrales, el Pequeño Cerebro del Corazón es el único elemento corrector de los cinco sentidos, para ajustar la acción programada al contexto, y esto resalta la importancia del Espíritu Santo a nivel de este órgano, para entrar en el respeto a la palabra de Dios, tanto como en el amor.