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Nuestra genética genera a tal efecto límites que son interpretados de forma diferente por todos y generan así dos grandes familias emocionales complementarias en el ser humano. Dependiendo de su estructura genética XX o XY, uno da prioridad al sentimiento emocional de esta lógica en su "corazón", mientras que el otro le da menos importancia. El reflejo de la emoción inicial, ligada a esta lógica del espiritu en el "corazón", aplicada a dos capacidades analíticas casi idénticas, que son los cromosomas X femeninos, estructura el sistema emocional de la mujer de una manera más constante que el hombre, en relación al respeto general por la genética humana, que la hace más precoz y fortalecida en sus vías. Esto la lleva sobre todo a lo largo de su vida, a una mayor percepción espiritual de la lógica bajo tutela, o la del Espíritu Santo, cuando este es el caso.

Los cromosomas masculinos XY, en cambio, traen al hombre una mayor variabilidad y mejor adaptabilidad, útiles para aprovechar su contexto de vida, pero mayoritariamente presentan una mayor vulnerabilidad al aislamiento, entre todas las emociones percibidas a nivel del corazón, las que provienen directamente de la lógica contenida en las neuronas circundantes. Este déficit de percepción es tanto más acentuado en el hombre, cuanto que su "corazón" se cubre entonces sólo con su lógica carnal, puesto que esto le proporciona información relativamente idéntica a la estructura emoción / acción, programada en su cerebro. Este no es sin embargo el caso cuando se trata del Espíritu Santo de naturaleza divina, en las neuronas cercanas a su corazón, pero el hombre que diferencia principalmente esta percepción en su "corazón" más tarde que la mujer, y a veces incluso solo a través de su bautismo del Espíritu Santo, le da un valor más marcado en el sentido egocéntrico sobre el que fue construido. El mismo efecto multiplicador del bautismo del Espíritu Santo en una mujer, en cambio, la lleva a acentuar su percepción del pecado y a un miedo más marcado a desviarse de la voluntad divina ya bastante bien percibida anteriormente.

Obviamente, la influencia de las experiencias de la infancia produce en hombres y mujeres posibilidades indiscutibles de desviaciones ligadas a la vaguedad de la lógica recompensa / castigo. No es menos cierto que el impacto global de la lógica alojada en el "corazón" de todo ser humano, permaneciendo perceptible para él durante el resto de su vida y siendo esencial para él para orientarlo hacia un cierto respeto por su genética, influirá más en el sujeto femenino habiendo aprendido a extraer el máximo de información de su procreación, que el que le prestó poco interés.

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LA TRANSICIÓN EXITOSA


4 - La salida del desierto se hace en dúo


Durante la presencia del Señor con su pueblo en el desierto, si muchos murieron allí, los que salieron no fueron todos llamados por el SEÑOR para entrar en Canaán, la Tierra Santa, como fue el caso de Moisés. Así que no fue un accidente que Dios estableció alrededor del veinticinco por ciento de su pueblo al este del Jordán, para que pudieran apoyar, a través de los hombres en edad de luchar, a los que iban a conquistar esta Tierra Santa. Hoy volvemos de hecho a encontrar esta situación, primero a través de la pareja, hombre / mujer, pero también a través de la Iglesia y la sociedad, porque afortunadamente para la humanidad no estamos todos estructurados de manera uniforme, lo que produce complementariedades y no inferioridades.

Lo que debemos mirar es la progresión en la que el SEÑOR quiere conducir a la humanidad para poder revestir al humano de su Amor divino, sin que cada uno lo utilice según su interpretación del amor, visto por la lógica carnal bajo tutela y se desvíe definitivamente del testimonio que dejó el SEÑOR con su presencia con su pueblo. Es también por eso que Dios pone como base de referencia para los demás, a los más capaces de mantener el buen respeto de los preceptos divinos, sin cambiar su modo de operación por el dominio de su sistema emocional, a diferencia de los que están llamados a conquistar el Amor divino. Uno no es mejor que el otro para todo eso, pero si la estructura emocional de uno es más adecuada para producir un rol, esto perjudica a la otra función y por eso debemos usar nuestras complementariedades de manera positiva.

Esto es lo que no debemos perder de vista durante este párrafo, porque si en el desierto del Amor divino en sus neuronas, cada uno es llamado por Dios a producir la acción lo más cerca posible de lo que produciría este Amor divino, es obvio que cada uno teniendo una base de datos diferente a la del otro, tendrá que corregir esta base de datos de manera diferente para producir la misma acción resultante.

Según el espíritu inicial establecido en el estado fetal y el aprendizaje que ha dado razón, cada uno aplica una corrección individualizada de sus emociones para producir la acción que considera apropiada al Amor divino en el contexto. Cada acción de acuerdo con la guía del Espíritu Santo es así producida por el buen uso de su CE por cada uno, primero en la mejor elección posible del sentimiento seleccionado, en relación a las circunstancias, antes de refinar la acción programada por una apropiada intensidad.

Si en el desierto, todos están por lo tanto sinceramente convencidos de que tienen esta referencia del Amor divino en sí, es porque bajo la guía del Espíritu Santo, su cerebro aprendió muy rápidamente a aplicar una forma de coeficiente correctivo a su amor egocéntrico contenido en la referencia de los sentimientos a su disposición, necesarios para cualquier forma de acción. Si entre dos personas, la acción resultante de cada una puede parecer absolutamente idéntica, dado que no pueden partir de datos perfectamente similares, necesariamente se traducen en una intensidad diferente de su CE. Su CE se compensa así de forma diferente uno del otro, sin que nadie se dé cuenta y por tanto cada uno tiene la impresión de poseer la réplica exacta del Amor de Jesús en él, a través de la presencia del Espíritu Santo en su "corazón", mucho mejor percibido que la vieja lógica del espíritu.

A la salida del desierto, si cada uno trabaja así con su propio criterio para que su CE produzca una acción con apariencia de Amor divino, eso significa que el sentimiento básico utilizado podrá ser a escala inversa, en relación con su adecuación al Amor divino. Es así como es posible utilizar una programación más o menos justa para producir una acción aparentemente justa, dada la influencia de este CE que enmascarará los excesos o deficiencias. Esto es especialmente cierto en las acciones que involucran nuestros análisis, y cualquiera que solo observe el resultado del acto generalmente no lo verá. Sin embargo, si uno se mantiene al cien por cien al marcen de los derechos represivos de este tutor, mediante el uso de un sentimiento adecuado muy poco corregido por su CE en una situación dada, este no será necesariamente el caso de otro, que habrá hecho muy poco confidencia al Espíritu Santo. El habrá utilizado un sentimiento que da derechos a lo que hemos llamado " monitoreo parental ", utilizando su CE de una manera mucho más destacada para producir un acto aparentemente idéntico. Ninguno de los dos habrá producido el resultado en la naturaleza divina, debido al uso de una programación inicial y tendrá que ser cubierto por la obra de Jesús en la Cruz, pero uno habrá usado la programación correcta, mientras que el otro habrá usado una programación imperfecta para producir lo que habrá aparecido a los hombres el mismo buen resultado.

Las motivaciones de uno y otro habrán sido variables para llegar a este resultado y es en este el velo que produce en nuestros ojos la naturaleza carnal, que Jesús quiere reprogramar en la naturaleza divina, porque el buen uso de nuestro CE oscurece la programación real que estamos utilizando, y el empleo de una programación imperfecta hace generalmente la guerra a nuestra alma, a través de nuestras tentaciones.

Si a los ojos de los hombres, cualquier acción producida puede parecer correcta, el Espíritu Santo no se puede engañar, puesto que es Él que conduce a la mejor elección posible del sentimiento utilizado, si aceptamos seguirlo y que además Jesús está allí para encubrir el error de programación ante Dios. Son todos estos diferentes coeficientes correctivos los que generan sin embargo nuestras guerras y si desde la creación del homo sapiens, el SEÑOR, nuestro Creador no hubiera colocado en la pareja hombre / mujer, los medios para salir de esta lógica represiva y los errores que genera, estaríamos llamados a permanecer bajo esta lógica ancestral, sea cual sea nuestra evolución intelectual. Por eso también, dijimos que no era para mantener permanentemente a este nuevo ser en un sistema represivo, que el SEÑOR le había dotado de este conjunto lógico / guardián, porque el SEÑOR ya lo tenía todo planeado, pero nos toca a nosotros ser guiados para usar nuestras complementariedades de la manera correcta.

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Es en esto que podemos ver cómo el término inicial "Ezer Kenegdo" en Génesis 2-18 es fundamental para determinar, según el SEÑOR, nuestro Creador, el valor de la "ayuda" que se supone que debe traer la mujer al hombre.

Debido a la vaguedad del nivel de ayuda, a esta ayuda se le ha concedido durante mucho tiempo un valor peyorativo y ha dado lugar a un valor predominantemente divino otorgado a la fuerza protectora física del hombre, a la que se añadió injustamente, una mayor capacidad intelectual, debido a su volumen de cráneo generalmente más consecuente. Si estas características lo reforzaban en su mejor adaptabilidad, también podían llevarlo a faltarle el respeto a su genética, pero aquellos que estaban los más inclinados a plantear estas especificidades del hombre, como provenientes de una superioridad física e intelectual reconocida de Dios, entonces sacaron la apresurada conclusión, que la mujer era inferior a él. En esto, se sintieron reconfortados por la "sumisión" bíblicamente solicitada de la mujer hacia el hombre y no tomaron en cuenta la ayuda espiritual y estructural que ésta todavía puede aportar a los hombres de hoy, esencial para el equilibrio de la pareja y de la sociedad.

Estudios más imparciales, porque se centran en una investigación más profunda de la palabra "ezer", a la que rápidamente se le había atribuido la traducción de una ayuda "subordinada", hoy muestran una precisión importante, porque en la Biblia hebrea, esta ayuda, por el contrario, nunca se utiliza en el sentido de subordinación o inferioridad del que la trae, pero en el sentido divino de la ayuda. Esta traducción corresponde entonces perfectamente a los análisis más acordes con el conjunto de la genética colocada por Dios en la mujer, de la cual sus dos cromosomas X, le aportan una mayor percepción de su lógica inicial, prevista ya desde su creación para conducirla hacia un cierto respeto por la genética humana y, por tanto, una ayuda divina que puede aportar al marido. Se desprende entonces del término "Ezer Kenegdo", una traducción a través de la cual la mujer se convierte para el hombre, una ayuda contra sí mismo, o una ayuda para salvarlo de sí mismo, que a menudo podemos ver en la vida cotidiana a través de la madre, pues de la esposa.

En este contexto de ayuda espiritual, que la mujer puede aportar al hombre, la sumisión de la mujer se vuelve entonces imprescindible para no hacer de ella una general y hacerla entrar en el verdadero rol de centinela espiritual que Dios puso en ella, como es preguntado bíblicamente a la mujer de comportarse bien.

La sumisión al hombre, preguntada bíblicamente a la mujer, es absolutamente no otorgar al hombre derechos sobre la mujer, porque sobre todo no se le quita al marido la responsabilidad de sus actos, ya que el Nuevo Testamento nos dice que éste debe proveer para las necesidades de su esposa y la ama: como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella.

La mujer, fortalecida mas rápidamente que el hombre en los valores de su genética, por una lógica bajo tutela, fundamentalmente útil para traer a la pareja un respeto aproximado por su genética, lleva al hombre a terminar de estructurarse por amor a ella, en el valores necesarios para sus nuevas necesidades genéticas, debido a su futura procreación. El hombre intenta entonces de usar este amor en el mejor resultado posible del contexto externo, mediante el dominio de sus deseos, para satisfacer a su esposa y a sus descendientes, lo que le permite a la mujer entrar en una sumisión voluntaria al hombre y prosperar allí en sus propias especificidades, porque feliz.

El Nuevo Testamento no se diferencia en nada del Antiguo, porque encontramos su paralelo en el Génesis, por el hecho de que el SEÑOR creó al hombre y a la mujer a su propia imagen, mientras que unos versículos más lejos, vemos que la mujer está extraída de una costilla del hombre. El uno como el otro, el hombre y la mujer, no se construyen únicamente a partir de la fecundación del óvulo femenino por el esperma masculino, que corresponde a la primera cita bíblica. Se construyen en pareja y como individuos adultos, por complementariedad recíproca, según la segunda cita, porque la costilla del hombre es entonces representativa de la emoción que produce el amor del hombre por la mujer, percibida por las neuronas que gestionan su corazón, que ellos mismos toman la forma de su caja torácica y la de su costilla mencionada.

Si Dios quiere así utilizar a cada uno en sus especificidades, no es que uno sea mejor que el otro, pero para que el desarrollo de ambos se utilice sabiamente y les permita DESCUBRIR uno y otro el Amor Divino, que ni uno ni el otro, hombre o mujer, espiritual o no, posee inicialmente en su sistema emocional, como referencia imprescindible para manejar adecuadamente su conciencia.

Como ya dijimos, si Jesús era de una genética cien por ciento similar a la nuestra, su sistema emocional era cien por ciento diferente, pues se encontró que sus sentimientos fueron construidos directamente por el Espíritu Santo, en el lenguaje del Amor divino, esta peculiaridad, por tanto, le prohibía aplicar este coeficiente corrector a través de su CE. Este es el punto fundamental del aprendizaje que Dios quiere trasmitir al ser humano, porque si el respeto por nuestra genética es fundamental, aprender a no dominar sus sentimientos, sin desviarse de la palabra de Dios es tanto igual fundamental.

Es este aprendizaje lo que Dios quiere traer a la humanidad, pero para compensar el déficit que genera este cambio de modo de funcionamiento, Dios instala primero lo más cercano al buen referente divino, como lo fue para los instalados en oriente del Jordán. Instala a los más idóneos como guardianes de las mejores bases posibles adquiridas en el desierto, como lo hace para la mujer, pero también para la iglesia, cuyas parejas tienen una mejor percepción de la voluntad divina, aplicada por el dominio de su sistema emocional, mientras que envía a los dotados con una programación menos buena de sus sentimientos, favoreciendo la conciencia de sus errores, a emprender la travesía del Jordán y conquistar el Amor divino.

Una vez más, no es porque uno sea mejor que el otro que Dios actúa así, sino porque las complementariedades de cada uno son esenciales y que en esta conquista Dios ya no quiere usar uno y el otro in un adición de las especificidades ligadas à un modo de funcionamiento similar. Él ya no quiere que apliquemos lo que somos capaces de entender y poner en práctica por nosotros mismos, a través de todos nuestros coeficientes correctivos, sino que quiere que nuestra confianza en Él le permita hacernos descubrir lo que quiere ofrecernos por Gracia. Él no les pide entonces a ambos que se conviertan simultáneamente en niños pequeños que no saben, pero que QUIEREN descubrir lo que Jesús quiere traerles que es diferente, sin perderse, sin embargo, en errores demasiado grandes ligados a su amor egocéntrico. Por eso también son imprescindibles los dúos porque el marido debe aceptar enfrentarse a la Verdad de Jesús en toda verdad personal, pero sin apartarse por tanto de los preceptos divinos, a los que la esposa sirve de referencia en la pareja, si ella misma lo es en el deseo de permanecer en el respeto de la Palabra de Dios.

Este es el caso de la pareja hombre / mujer, pero también del dúo iglesia / sociedad, llamado "la Iglesia", con una "I" mayúscula, al igual que Israel entre las naciones, que en última instancia constituirán el reino de los sacerdotes para Dios nuestro Padre y Creador, en el día en el que la transición total de la "lógica" en todo ser humano será realizada por Cristo.

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