Simbolismo de la portada

La paloma de la Paz sobre el mundo solo puede ser traída por el Espíritu Santo en Cristo, porque solo Él puede valorar el Amor divino al prójimo, en el verdadero arco iris que forma la genética humana individual y colectiva.

Para acceder a este Amor, la Espada del Espíritu Santo debe ser manejada con la autoridad de Cristo, y no bajo la presunción de un humanismo de paz, o de un reinado en nombre de Cristo sobre el mundo. La Palabra de Dios es, en efecto, una espada de dos filos, que se vuelve contra su portador si se usa mal.

Nuestras democracias, llamadas Iglesia por el apóstol Juan, no están entonces destinadas solo a resistir a Satanás, como antes de la Segunda Guerra Mundial, sino a derrotarlo, con la doble espada del Espíritu Santo en la pareja. Esto es lo que abre a Cristo, la autoridad para reconstruir individualmente su Templo del Espíritu Santo en el ser humano, y generará su reino en esta tierra, con el Espíritu Santo desde la procreación.

LA PAZ EN CRISTO

Visión espiritual de la geopolítica mundial.

Si Jesús lo ha hecho todo "por nosotros", nosotros todavía no lo hemos hecho todo "CON Él", de ahí nuestros malentendidos.

cumplimiento individual de la eliminación gradual de la "cubierta" de Cristo, en favor de la renovación en su naturaleza divina de nuestro sistema emocional original, tanto en nuestro corazón como en nuestro cerebro.

Para ello, debemos convertirnos en niños pequeños que “no saben", y por eso no pide a la iglesia local que lo haga, porque la apoya en la vocación de "saber" para adoptar el comportamiento emocional correcto, para luchar lo mejor que pueda contra el poder represivo de Satanás, puesto por Dios sobre la naturaleza de origen animal del ser humano de antes de Adán y Eva.

Por lo tanto, pide a nuestras democracias cristianas, que el apóstol Juan llamó "la Iglesia", con mayúscula en el libro del Apocalipsis, que produzcan el contexto adecuado, permitiendo a algunos de los bautizados con el Espíritu Santo en el "corazón", entrar en la dimensión de la Iglesia de Filadelfia, hasta el punto de generar una corona de naturaleza divina en sus cerebros.

El día en que, con la plena participación del hombre, Jesús en el cielo haya generado la totalidad de esta "corona" en la Iglesia de Filadelfia, entonces reinará en la tierra y en el cielo, y Satanás, habiendo sido totalmente proyectado a la tierra, habrá sido atado por mil años.

El amanecer de esta victoria será la entrada en el séptimo día de Dios, el día de su descanso, a partir del cual todo ser humano recibirá el Espíritu Santo desde el momento de su procreación, con el milenio que le seguirá. Terminada así la vocación de la Iglesia de Cristo, la perfectibilidad de los sentimientos individuales y colectivos de las diversas culturas impías introducidas bajo la tutela de Satanás será asegurada por ella, que se ha convertido en la Esposa de Cristo.

Los desacuerdos conflictivos de las siete Iglesias son las armas utilizadas hoy por el gran dragón descrito en Apocalipsis Doce, para tratar de derrotar nuestras democracias cubiertas por la obra de Jesús en la cruz, y para esclavizar cada vez más a Ucrania, a la que considera sus descendientes.