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LA LIBERTAD ES EN CANAÁN


4 - La Esposa de Cristo, libera a Israel


Dios quiere actuar concretamente en cada ser humano y si perseveramos hasta el final, la vocación en la que el Espíritu Santo lleva a cada uno no afecta el hecho de ser salvado o no. Esto es lo que podemos ver a nivel de las siete Iglesias mencionadas en Apocalipsis 2 y 3, porque en cada una de ellas sólo serán salvados los que hayan perseverado hasta el fin. El hecho de ser salvos, o no, tiene que ver con nuestra pertenencia a Cristo en la obediencia a Dios en Jesús y no con la vocación en la que el Señor nos usa para establecer su Reino de Sacerdotes en la tierra para Dios su Padre.

Así es como la vocación de Moisés fue ésta de establecer las mejores bases posibles al salir del desierto, para servir de apoyo a los llamados a entrar en Canaán, pero no le permitió entrar en Canaán. Su desobediencia de haber golpeado la roca con su bastón por segunda vez sin dirigirse a él en nombre del SEÑOR, revela el carácter de su vocación en Números 20 y no una sanción real. Si el carácter fundamental del guardián de la ley de que Moisés había sido hecho por Dios, que se tradujo por la transfiguración después de haber visto a Dios cara a cara, durante el segundo grabado de las tablas de la ley en Éxodo 34, había sido demasiado difícil tener que cambiar el modo de funcionamiento para asegurar la conquista de la Tierra Santa. Si Dios le mostró esto desde la cima del Monte Nebo, al este del Jordán y se apareció con Elías a Pedro, Santiago y Juan en la montaña, en Marcos 9, la transfiguración de Jesús se convierte en verdad en un vínculo entre el guardián de la ley que él era y el cumplimiento de ésta por Jesús.

Dios usó a Moisés según sus especificidades individuales, lo que lo hizo más fuerte para sacar a todo el pueblo de Egipto en obediencia al SEÑOR, pero no hubiera sido ventajoso a él dar un paso en el que hubiera corrido el riesgo de caer en una profunda desobediencia a Dios y por eso el SEÑOR lo cuidó de otra manera. La vocación de Moisés fue por lo tanto similar a la de la iglesia, para establecer las mejores bases posibles, en un funcionamiento como en el desierto, para permitir a las otras tribus afinar su comportamiento hacia Dios, a través de esta conquista de Canaán. La vocación de las primeras tribus fue en esto tan importante como la de las segundas, ya que fueron los hombres en edad de luchar, pertenecientes a estas primeras tribus, que apoyaron a las segundas en su instalación.

Así es como muchos se imaginan milagrosamente llevados de la tierra a Cristo, sin tener en cuenta que esta elevación de la Iglesia era ya para cada uno de los que se encuentran en Cristo desde la Crucifixión, de la que ninguno de ellos vio la muerte espiritual, como Jesús prometió al ladrón en la cruz. Si durante la muerte de este bandolero nadie lo vio ascender como por milagro a Dios, es muy probable que suceda lo mismo el día del retiro de la iglesia, cuya la vocación de resistir a la tutela de Satanás ya no será necesaria, visto que él mismo será retirado. Esto no quiere decir que Dios no haya puesto ya en el corazón de algunos la esperanza de esta ascensión, porque los llamados como Moisés, para no entrar en tierra santa sobre esta tierra, son tan útiles como los llamados para entrar en Canaán, si no retienen como al este del Jordán, los llamados a cruzarlo.

Por eso es importante hacer abstracción de todas las interpretaciones increíbles y mantener los pies en el suelo lo mínimo, para dejar a cada uno libre de seguir la percepción del Espíritu Santo en su corazón y que esta libertad los lleve a la vida eterna, respetando su divina vocación en esta tierra. En esta vocación, la perfecta comunión con el Espíritu Santo, hará que algunas sean apartadas divinamente de los tiempos difíciles del parto, mientras que aquellas llamadas por Cristo a permanecer en la iglesia, cuya vocación será llevar hasta el último a saber resistir la tutela de Satanás, se arriesgarán a estar expuestos a lo que podemos leer en Apocalipsis 12-17: Entonces el dragón fue airado contra la mujer; y se fué á hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo, es decir, la iglesia que no habrá "engendrado" en la naturaleza de Cristo e indudablemente parte de Israel.

Por eso también cada uno debe saber escuchar al Espíritu Santo para estar donde tiene que estar, porque Dios no pide a nadie más allá de sus posibilidades. El que, en cambio, se habrá confiado en sus presunciones y sus rivalidades más que en el Espíritu Santo, en las esperanzas engañosas de una supervivencia desenfrenada, no necesariamente será mantenido o criado como él espera, sino como lo fue el bandolero sobre la cruz.

Si nadie debe tener miedo, todos deben aspirar a las mejores cosas, y hoy las mejores cosas son trabajar para la Iglesia de Filadelfia, que se verá capaz de realizar lo que Jesús no tenía derecho que hacer como  Cristo sufriendo, como ésta de llevar a Judas Iscariote o Nicodemo a una comunión real con el Espíritu Santo de Dios.

Es también por eso que tanto maravillosos y estimulantes que sean los tiempos actuales de cambio de "lógica", que todos nuestros padres en la fe hubieran querido presenciar, debemos recordar que serán tiempos particularmente difíciles y prepararnos para ellos. Si antes de estos días se habrá enfriado el Amor de la mayor parte, no será necesariamente la imagen que muchos tendrán de sí mismos, de su familia o de su sociedad, porque habrán confundido su amor egocéntrico con el Amor divino y que habrá querido compartirlo con la mayor cantidad de gente posible.

Jesús quiere hacernos participativos a su Gloria, pero aún es necesario que cada uno se experimente a sí mismo sin prejuicios ni proteccionismos individuales o colectivos, porque ya no estamos llamados a ser mejores como en el viejo mundo bajo tutela, sino a avanzar hacia el perfección del mundo nuevo que se abre a nosotros en Jesucristo.

Si en el día de este mundo nuevo todos sin duda habrán visto transformados sus corazones por el Espíritu Santo y que todo embrión humano ya no estará dotado de la vieja lógica bajo tutela, quedarán muchas cosas difíciles por superar. Es por eso que nuestro mundo de hoy debe saber abrirse a la gestión por el amor, sin por ello apartarse de la palabra de Dios, para que un día pueda convertirse en un mundo en el que sólo permanezca el AMOR. autre fenêtre

Por eso también debemos mirar a Israel si queremos saber en qué tiempos estamos, porque si desde el primer Pentecostés la iglesia sirvió para sacar de Egipto a todo el pueblo adherido a Cristo que es la Iglesia y conducirla a través de estos casi 2000 años de desierto, desde 1948 y la restauración de Israel, el llamado de la iglesia ha cambiado. En su implantación como al este del Jordán, se sitúa hoy sobre los valores de la Canaán de ayer, con el Espíritu Santo como guía desde el corazón. Por eso, este tiempo está llamado a servir de base a aquellos que tienen la misión de entrar en Canaán y conquistar el Amor divino que le es tan esencial para salir de la tutela de Satanás, pero inaccesible más que por esta parte de sociedad que forma con ella la Iglesia, como lo es con el marido para la mujer en la pareja. No es que la iglesia sea en esto inferior a esta parte de la sociedad, pero porque al igual que la mujer para el hombre o Israel para las naciones, ella es mantenida por Dios en los mejores valores del modo de funcionamiento de su sistema emocional por dominación, al cual trata de añadir el amor bajo la influencia del Espíritu Santo. Esta vocación divina la sitúa como guardiana de los preceptos divinos, tan indispensables como el de volver a ser niño, para permitir a Jesús reprogramar lo que hemos llamado "monitoreo parental", y cuya vocación está confiada al hombre, así como a la sociedad complementaria a la iglesia.

Es en esto que la guerra de los seis días marcó la validación del establecimiento del estado de Israel por el SEÑOR, sobre las bases de la Canaán de ayer y precedió a el trastorno mundial de "Peace and Love" de 1967/68, que marcó el cruce del Jordán por las naciones. Desde entonces, las naciones cristianas han sido llamadas a cambiar su modo de funcionamiento por dominación del sistema emocional de cada uno, para adoptar el del niño pequeño, pero sin apartarse de los preceptos divinos. Si es ahí donde radica el problema, está porque allí encontramos la derrota de Hai después de Jericó, así como todos los tormentos de la conquista de Canaán, en los que debemos perseverar si queremos llegar a producir "la Esposa de Cristo" cuyo el sistema emocional será de la misma naturaleza divina que el de Jesús.

Si Cristo tenía obligación de vencer a Satanás para cumplir la ley hasta la muerte física en la Cruz y sacar a la humanidad de la esclavitud, para que se cumpla la sentencia que pesa sobre la primera lógica y su tutor, es necesario que Jesús en los cielos pueda dotar de una mínimo de humanos con su Amor divino, en la totalidad de su sistema emocional. Si con su muerte en la cruz en obediencia a Dios, Jesús probó que la genética humana era capaz de obedecer perfectamente al SEÑOR, es a aquel que pone su fe en el Hijo de Dios, probar hoy que Jesús en el cielo es capaz dotar a los humanos, hombres y mujeres, nacidos bajo la tutela de Satanás, de un sistema emocional idéntico al suyo, que corresponde a la reconstrucción del Templo en el corazón y su atrio en el cerebro.

Si la conquista de la tierra santa no se hizo en un día, también lo es el trabajo de suprimir en el cerebro lo que hemos llamado “monitoreo parental”, visto que esto se obtiene neurona a neurona, sentimiento tras sentimiento, para llegar un día a la reescritura de la mente inicial en el valor del Espíritu Santo. Si no hemos usado los términos "santificación" para describir el objetivo de la obra a realizar, es porque la eliminación de esto "monitoreo parental" es fundamentalmente diferente de la santificación. La santificación se dirige al adulto para que corrija sus actos mediante un mejor dominio de su CE sobre la programación ya realizada en sus sentimientos, para no producir pecado, mientras que el borrado de la "monitoreo parental" está más allá de nuestra capacidad de actuar, pero sólo en Cristo, si le abrimos las puertas a Jesús, como niños pequeños, para no pecar más.

Es esta diferencia entre santificación y reescritura del espíritu lo que llevó al SEÑOR a aislar de la iglesia a los llamados a ser complementarios de ella, así como utilizó el Jordán como barrera entre las dos partes de su pueblo. Mantiene así como en deportación la parte complementaria de la iglesia, para que la base de referencia que ella constituye no se vea demasiado afectada, por los inevitables errores de otros en sus investigaciones y luchas. Son muchas las personas en el mundo que están en esta deportación y sin siquiera darse cuenta, son usadas por Dios como niños pequeños en busca del Amor divino. Si unos se alejan de los preceptos divinos, otros se mantienen firmes en sus bases personales más o menos cercanas a la voluntad divina y en esto todos tratamos más o menos de descubrir lo que de Dios no sabemos, pero a veces presentimos desde nuestra edad más joven. Sin saberlo, cada pareja que trabaja en esta búsqueda del Amor divino en Jesucristo, forma potencialmente parte de la Iglesia de Filadelfia, según Apocalipsis 3, si han sido conducidos allí por Dios y cada uno trabaja en el objetivo de que su "corona" llega a ser la más completa posible ya en esta tierra. Los primeros en recibirlo todo serán quizás los más discretos de la tierra, en los lugares más apartados y llegará un día en que se cumpla el Templo del Espíritu Santo en el corazón y su corte en el cerebro del humano, producirá la caída de Satanás en la tierra, viniendo esta vez como ángel de luz, como en el nombre de Cristo, pero en un sistema por dominación y no por amor.

Lo que está pues importante, no es saber cuál será el modo en que se producirá el regreso de Cristo, que cada cual es libre de imaginarse personalmente el hecho, sino participar en él, cualesquiera que sean las circunstancias, permaneciendo fieles a Dios en la perseverancia de su vocación. Por tanto, es preferible mirar las circunstancias que todos estamos llamados a tener que superar para poder perseverar hasta el final, porque los ya muy numerosos pronósticos sobre la manera en que se producirá la venida del hijo del hombre, a menudo hacen solo que dividirnos.

No es necesariamente el que es usado en una vocación, rígido como el de la encina a imagen de Moisés, que es el mejor para actuar como la caña y es en esto que debemos marcar la diferencia entre iglesia e "Iglesia". Si la iglesia es la que Dios quiere usar como esposa hacia el esposo en la pareja, la Iglesia con I mayúscula, representa a la pareja a nivel colectivo, es decir la iglesia y la parte de la sociedad comprometida con los mismos valores en Cristo que éste. La vocación de esta parte de la sociedad pasa a ser la de buscar una gestión por amor, sobre los valores de esta iglesia, como fue el caso de los que fueron llamados a entrar en Canaán, sobre los valores de los que se instalaron al este del Jordán. Las parejas que son llamadas a esta segunda vocación son luego deportadas de la iglesia para que su lucha no repercuta en los valores básicos de ésta, pero estos son los dos que Dios ve como su Iglesia y no la única parte de la sociedad llamada como guardiana de los valores divinos, vividos en el mejor uso posible de la lógica inicial. Cuando la iglesia se ve sola buscando la voluntad divina, olvida así aquella parte de la sociedad que busca poner en práctica el amor de Jesús, en los preceptos que predica y que el Espíritu Santo sostiene en su búsqueda del Amor divino, en vista que un día ambos puedan beneficiarse de él, como el marido lo hace para la mujer.

La interpretación que generalmente se hace de ver en la palabra "Iglesia" a todas las iglesias, les lleva a creer que ya están revestidas del Amor divino, gracias al autocontrol, que las iglesias emplean eficazmente en la mejor corrección posible de su amor egocéntrico. Esto vela de su percepción la imperfección de la programación realizada en su cerebro a nivel de los sentimientos y de la mente por la lógica carnal y les deja la única esperanza de recibir la reescritura del espíritu y de los sentimientos fuera del cielo. Si para aquellos que nunca serán llamados por Dios a entrar en la Canaán de hoy en esta tierra, esta interpretación es perfectamente cierta, vela para muchos el llamado de Cristo a generar "la Esposa de Cristo" ya en esta tierra y confundir a la iglesia y la Esposa. Esta confusión les lleva a imponer a los otros su modo de funcionamiento útil a su vocación, mientras que la vocación de los otros es contraria a la suya, para volverse complementarios de ellos en el Amor divino, de modo que Jesús ya no tenga que cubrir la naturaleza de ninguno de los dos.

Fueron estas confusiones las que llevaron al pueblo redimido a la guerra contra el Pueblo Elegido, puesto que fueron puestos por Dios como guardianes del testimonio del paso del SEÑOR por la tierra, en el mejor uso posible de la antigua lógica. El cumplimiento de la reescritura de los sentimientos y del espíritu en el cerebro, no habiéndose aún sido cumplido como lo será con la Esposa de Cristo, cuyo sistema emocional será el mismo que el del Mesías, el SEÑOR se vio obligado por tanto a soportar Israel contra viento y marea. Sólo la verdadera naturaleza divina de Cristo puede ser el complemento de Israel para abrir a la humanidad la salida de la tutela de Satanás y no la que la iglesia pretendió imponerle en coalición con las monarquías o dictaduras según la época.

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